Los Bosques cantábricos y su fauna: Relaciones y gestión

Podemos afirmar, en líneas generales, que toda masa forestal tiene en mayor o menor medida una estrecha relación con la fauna que en ella se alberga. Estas interacciones son muy diversas y con afecciones de todo tipo, tanto positivas como negativas. Por ello, debemos prestar atención a ambos aspectos cuando pretendemos el correcto desarrollo de una masa o la protección de una determinada especie animal.

En la actualidad, los bosques cantábricos están sufriendo un profundo proceso de cambio. Estos cambios, en muchos casos están siendo perjudiciales tanto para el desarrollo de las masas como para su permanencia en el tiempo. Existe la creencia generalizada de que prohibir es sinónimo de preservar y en ocasiones, nada más lejos de la realidad.

A modo de ejemplo, podemos observar cómo, la cada vez más restrictiva normativa aplicada en nuestros principales espacios protegidos, limita en gran medida los usos tradicionales que nuestros antepasados han venido llevando a cabo en los bosques cantábricos desde tiempos inmemoriales. Tales como la tan necesaria recogida de leñas que abría claros en las masas adultas y facilitaba la heterogeneidad en las mismas, la ganadería de montaña, que mantiene tantos pastos abiertos ante la incesante colonización del matorral, e incluso la caza que llevada a cabo de forma responsable, sirve como regulador para las principales especies de ungulados de nuestras montañas.

La prohibición o limitación excesiva de este tipo de actividades , conlleva en muchas ocasiones una gran pérdida de biodiversidad. Esto, como veremos , nos demuestra de forma fehaciente la principal conclusión de esta reflexión: "PROHIBIR NO ES CONSERVAR"

Ante esta problemática, tenemos a nuestra disposición una serie de herramientas que, llevadas a cabo de forma coherente nos pueden ayudar a paliar en gran medida los daños antes mencionados.

PRINCIPALES HERRAMIENTAS DE GESTIÓN

1.- Gestión forestal para la conservación:

Como consecuencia de la falta de acción humana durante periodos de tiempo prolongados en nuestros bosques, obtenemos masas adultas, con árboles dominantes de grandes diámetros y frondosas copas. Este estado vegetativo conocido como clímax, al contrario de lo que podamos pensar es uno de los más pobres en cuanto a biodiversidad se refiere.

En estas situaciones, convendría llevar a cabo una serie de actuaciones de mantenimiento y mejora de estos espacios, encaminadas a fomentar dicha biodiversidad. Por ejemplo, sería interesante realizar la apertura de pequeños claros en el bosque, con una distribución espacial aleatoria e intensidad moderada, de tal forma que permitamos la entrada de luz al sustrato y facilitar de este modo el desarrollo de diferentes especies arbustivas y arbóreas que bajo la dominancia excesiva de otros árboles no podrían prosperar.

2.- Gestión cinegética para la conservación:

Debemos considerar la caza como una importantísima herramienta de gestión. Al contrario de las creencias populares, la relación natural entre las especies no es un equilibrio estable y prolongado en el tiempo, se trata más bien de una sucesión de picos poblacionales alternados entre predadores y presas, incompatibles con los usos que el hombre realiza en esos mismos territorios.

Teniendo en cuenta que más del 90% del territorio español está intervenido en mayor o menor medida por el hombre y por sus usos e intereses (ganadería, agricultura, infraestructuras,...) no podemos dejar que las poblaciones animales se regulen de forma natural. En la actualidad los daños a la agricultura se cifran en cientos de millones de euros, y los accidentes de tráfico con animales salvajes son una de las mayores causas de siniestralidad de nuestras carreteras. Por ello, la caza desempeña un papel fundamental en nuestros días.

Por otro lado, desde el punto de vista de la conservación de nuestros bosques cantábricos, decir que los animales pueden afectar en gran medida al correcto desarrollo de una masa, hasta el punto de poder llegar a condicionar su supervivencia. Por ejemplo, en algunas zonas de nuestras montañas donde existen unas densidades de ciervo excesivas, la regeneración natural de las masas se está viendo condicionada, ya que cada nuevo pie que emerge del terreno es ramoneado o escodado hasta que generalmente muere.

 

Además cabe destacar que estas altas densidades de ungulados perjudican gravemente la supervivencia de especies tan sensibles como el urogallo, el cual emplea las zonas de matorral supraforestal en determinadas épocas del año para su reproducción y alimentación. Estas zonas se deterioran gravemente cuando las densidades de ungulados están por encima de la capacidad de carga del medio. Además, cuando se trata de casos tan específicos como este, un correcto control poblacional de los potenciales depredadores favorecería en gran medida el éxito reproductor y la viabilidad de las ya diezmadas poblaciones de urogallo cantábrico que aún albergan nuestros grandes bosques de montaña.

CONCLUSIÓN: Por todo ello, considero que lo que nuestro patrimonio forestal y natural requiere, es una correcta y eficaz GESTIÓN.